La vida en el planeta Tierra es complicada. La entrada en la atmósfera terrestre después de tanto tiempo paseando por los límites exteriores de la exosfera está siendo una tarea hercúlea para la que no me había preparado. Ni mi cuerpo ni mi mente estaban entrenados para afrontar tal cantidad de dificultades y por ello, los servicios médicos que me han atendido desde que he tomado contacto con los locales, han venido insistiendo en conocer mis impresiones sobre este nuevo y desconocido mundo en el que ahora habito.
Me ha costado unas cuantas semanas hasta que he podido poner la mente en funcionamiento y ordenar las ideas pero después de recorrer las calles de la ciudad durante unos cuantos días, empiezo a estar preparado para responder a todos esos que me han venido preguntando.
Dos han sido las preguntas más repetidas. La primera se refería a mi futuro, una pregunta sin respuesta. La segunda se refería a cómo veía la situación del planeta, pregunta que, indisimuladamente busca que me pronuncie acerca de la monotemática crisis.
Pues no señores, no lo haré porque creo que ya he dejado claro mi hartazgo por lo cansino del tema, aunque reconozco que es tremendamente complicado no mencionarlo directa o indirectamente. Junto a las dos preguntas, un comentario que siempre ha estado presente en toda conversación: "En mal momento has vuelto". Sí, es cierto, si todo lo que tienes que decir es esto, mejor me voy o tú te quedas en casa y dejas de amargar al personal.
Yo, de momento, me voy a la calle a disfrutar lo que pueda de la ciudad e informo que, a pesar de que los augurios más cataclísmicos presagiaban que el haber pisado tierra firme supondría el final de este blog, unas semanas de descanso mental me han bastado para tener ganas de volver a escribir y contar cosas. Qué cosas, aún no lo sé, pero llevo tiempo pensando que debería hacer entradas más cortas y más frecuentes.
De momento, me declaro independiente de todo.
He vuelto, pero que nadie pregunte si me quedaré mucho tiempo.
Yo, de momento, me voy a la calle a disfrutar lo que pueda de la ciudad e informo que, a pesar de que los augurios más cataclísmicos presagiaban que el haber pisado tierra firme supondría el final de este blog, unas semanas de descanso mental me han bastado para tener ganas de volver a escribir y contar cosas. Qué cosas, aún no lo sé, pero llevo tiempo pensando que debería hacer entradas más cortas y más frecuentes.
De momento, me declaro independiente de todo.
He vuelto, pero que nadie pregunte si me quedaré mucho tiempo.