domingo, 14 de agosto de 2011

Facebook y las religiones

A menudo escucho los comentarios de gente que se queja de algunos amigos que tienen la costumbre de informar al mundo, a través de Facebook, cada vez que inician una actividad, sin importarles si hay alguien mínimamente interesado en saber, con tan minucioso detalle, a qué dedican su tiempo.

Me refiero a actualizaciones del tipo "desayunando special K", "me voy a duchar", "camino a la oficina", "hoy viene mi suegra a cenar" o "hoy he tenido un cólico y ...". No he querido mencionar algunos ejemplos más íntimos o escatológicos, que los hay, por si hay niños leyendo pero, en resumen, NO es necesario, no necesitamos tanta información.

Por otro lado, es un hecho que todas las religiones del planeta en el que ahora habitamos, en su búsqueda por acaparar poder y ganar adeptos, se inmiscuyen en múltiples ámbitos de la vida privada de las personas y parece que tienen que hacerse escuchar provocando el mayor ruido posible.

Lo de que los cristianos se dediquen a tocar las campanas de las iglesias me parece una contaminación acústica totalmente innecesaria. El que quiera ir a misa, que se acuerde, que siempre es a la misma hora. Sin embargo, lo que a mi me tiene indignado es que un tipo armado con un altavoz con una potencia que su llamada podría escucharse en La Meca, se ponga a berrear a las 4 de la mañana para recordarle al personal que se levanten a desayunar. Que respeten el ayuno es su problema, que se levanten a desayunar a las 4 de la mañana también pero, como si de una actualización de Facebook se tratara, ¿es necesario que compartan la información y se entere toda la ciudad?. ¿Os imagináis al muecín de cada mezquita anunciando por el altavoz cada cambio de actividad del imam? Si esta noche he saltado de la cama pensando que había un ataque nuclear, no quiero pensar la mala baba que tendría como tomen ejemplo de Facebook.
Ahí está el detalle, señor juez, no es lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. Cantinflas

domingo, 7 de agosto de 2011

Turbulencias y omelette. -Los brasileños de color quieren que se les llame "morenos"-


-Me pregunto qué día creó Dios a la gallina
-¿Cómo vamos a saberlo? Ni siquiera debemos preguntarlo. Nuestra permanencia en la Tierra es breve. Creamos y demos gracias. Bill en Fiesta, de Ernest Hemingway
Cuando me preguntan mi opinión sobre los países asiáticos siempre destaco que la experiencia de visitarlos se me queda a medias, me pierdo la mitad del país por la imposibilidad de comunicarme con ellos y porque, culturalmente, están a años luz de la alegría y el desparpajo africanos y no son precisamente los más comunicativos del planeta, así que las posibilidades de conocerles mejor son muy limitadas.

Evidentemente esto es una generalización y hay gente que habla inglés y alcanza a tener una conversación de más de tres comentarios sin mencionar un equipo o un jugador de fútbol, como hay gente con ganas de conocer, de hablar y gente que sonríe y no tienen esa cara de tristes que muchos llevan puesta. De hecho, estoy comprobando que esa barrera inicial que parecen mostrar, se viene abajo si pueden hablar un poco de inglés. En caso contrario, su manera de decir las cosas me parece un poco violenta. También he aprendido que son extremadamente duros a la hora de negociar, de regatear, sus caras serias y sus palabras graves impresionan, su inamovilidad desespera porque son capaces de perder un negocio por no aceptar una rebaja mínima. Sin embargo, hay un detalle que me está haciendo cambiar mi opinión sobre ellos y es la gran facilidad que tienen de pasar de la rudeza de una negociación a la simpatía que muestran cuando ya no hay que hablar de dinero. De repente y con una naturalidad que me sorprende gratamente, se ponen a preguntarte sobre tu origen, tu equipo preferido o lo que les interese.
Es cierto que siempre me han parecido un poco mal educados, guarretes y no muy simpáticos cuando requieres su ayuda, pero he de reconocer que estoy descubriendo lo mucho que cambian cuando son capaces de comunicarse, aunque mínimamente, en inglés. Ese rechazo que parece que tiene la gente a hablarte, cambia radicalmente cuando son capaces de hablarte. Especialmente en Malasia, donde bastante gente es capaz de hablarlo, he charlado con mucha gente que tiene tremendo interés por saber de ti y se acercan a preguntarte, a ofrecerte ayuda o a explicarte cosas sin esperar nada a cambio. Es cierto que algunos no van más allá de Messi o Ronaldo, pero de alguna manera hay que romper el hielo.
Recuerdo que un día, estando con mi hermana en NY, un amigo suyo, que nos escuchaba alternar conversaciones en castellano e inglés nos miró y nos dijo que nos envidiaba por tener esa capacidad. Yo, que sólo hablo inglés, siento que me estoy perdiendo la mitad de la ciudad. Siempre he tenido muy presente esta afirmación
El domingo tuve uno de esos días que recordaré en mucho tiempo. Estaba en Tuk Tuk, un pueblo situado en la isla del lago Toba y alquilé una moto para conocerla. Al pasar delante de una casa en cuya entrada había mucha gente y un cartel cuyas letras estaban hechas con flores, me paré y pregunté qué pasaba pero no he encontré a nadie que me entendiera hasta que apareció una mujer que hablaba un correcto inglés: es un funeral, mi padre murió ayer y la gente del pueblo está preparando la ceremonia, que se celebrará mañana.
Se me cayó el alma al suelo, pero mi cara cambió cuando la mujer me empezó a explicar que la celebración sería festiva, su padre era muy mayor y ya había vivido suficiente. Me pareció una excelente postura.


De repente, me vi rodeado de un montón de gente del pueblo que me hablaba y me preguntaba cosas que mi limitado conocimiento del indonesio no permitía responder. Sin embargo, la hija del difunto fue tremendamente agradable e instructiva, explicándome todo lo que estaba pasando alrededor, qué preparaba la gente que había reunida al otro lado de la carretera, cómo lo celebrarían, etc. Me invitaron a comer un plato de arroz con cerdo (sí, en esta isla son católicos) sin cubiertos que estaba de muerte, nunca mejor dicho. Después me pasé unas horas escuchando, respondiendo y preguntando sobre sus costumbres. Ha sido uno de esos grandes momentos que hacen que este viaje valga tanto la pena.
Leer la noticia sobre los brasileños de color quieren que se les llame "morenos" me ha recordado que hace muchos años en Camerún viví una experiencia parecida. Viajaba con mi querido y gran amigo Fernando y en un pueblo nos invitaron a una boda. Después de asistir a la entrega de la novia al novio y de ser narcotizados con semillas de cola, nos sentaron para comer pero, oh!!!, no había cubiertos y encontrarlos fue, seguramente más complicado que organizar el resto de la boda. En realidad esa situación no fue tan complicada si la comparamos con los dibujos que Fernando tenía que hacer para explicarles cómo se produce la transformación desde la gallina hasta que un huevo se convierte en tortilla. Eso sí que era una prueba difícil.
Ah, decía lo de la noticia porque cuando yo jugaba al baloncesto, en mi equipo, como pasaba antes, teníamos dos "americanos", aunque eran de Moratalaz. Los nuestros eran Fernando y Mica, a los que todo el mundo llamaba negratas, incluso entre ellos, pero cuando hablaban del otro en tercera persona se referían al otro como "moreno". Parece que su ejemplo se extiende al otro lado del Atlántico. A mis queridos negratas se lo dedico. Un beso.

PD: Todos los comentarios son bienvenidos y respeto que cualquiera que escriba lo haga de modo anónimo, pero me gustaría poder responder o comentarlo sabiendo a quién me dirijo, así que agradecería que, en público o en privado, os identifiquéis. Gracias

jueves, 4 de agosto de 2011

El sueño de Jesús Gil

It is the triumph of surrealism that the real has become surreal, and that you have a demonstration of the surreal every day. Didier Ottinge - Centre Pompidou
Juara - Tioman Island
El otro día se acabó mi paso por otro país más de los que he visitado y justo ahora me doy cuenta de que no he hecho ningún comentario como el que se merecen vuestras inquietas mentes. Durante semanas no he reparado demasiado en ello porque estaba de vacaciones, descansando en las islas de Tioman, Perhentian o Langkawi, pero al llegar a la capital, lo empecé a ver claro y durante un par de días me aventuré por las calles de la ciudad buscando pruebas y testimonios que refutaran lo que parecería evidente a cualquier cerebro despierto. A mi me costó un poco más, pero ya no tengo duda. No he dicho de qué país se trata, pero estoy seguro que lo adivináis en el siguiente párrafo.

A menudo hacemos las cosas con prisas, improvisando, parcheando con los medios disponibles, haciendo chapuzas al fin y al cabo. Sin embargo, aquí se han hecho las cosas poco a poco y con cabeza. Eso es lo que le ocurrió al difunto Jesús Gil, que apoyándose en la popularidad que le daba ser presidente del Atlético de Madrid, alcanzó la alcaldía de Marbella. Atrayendo la atención de los dueños del petróleo, quiso crear una ciudad y un equipo de ensueño, pero sus delirios de grandeza se truncaron y todo se quedó en un burdo intento, dejó a la Pantoja sin novio y él acabó en la cárcel.

Pero no te preocupes, Jesús, que alguien observó tus errores y, como si de una misión bíblica (más bien coránica) se tratara, se encargó de poner en el mapa un país dedicado al Atleti. Lo iban a llamar malasuerte, haciendo honor a la fama del equipo, pero como todos los países vecinos acaban en "ia", siguieron el ejemplo. La bandera, como la del Atleti, pero con un detalle porque Tailandia, el país vecino, es un descontrol, un desastre de full moon party y mamarrachadas similares, así que lo hicieron musulmán para que la gente se centrara en cosas importantes, nada de estar dándole a la cerveza todo el día. Por eso la bandera incluye esa media luna en vez del oso y el madroño. Y la estrella, dedicada al doblete.
Las líneas aéreas que tienen base en KL, rojiblancas y lo mejor, chulería madrileña, es que usan como moneda el RM, como si les sobrase la pasta para comprar al equipo rival.


Descubrieron petróleo y se pusieron en marcha para construir un país a lo grande, como grandes son las mayores torres gemelas del planeta, las Petronas, como la compañía petrolera. Después pusieron en marcha lo que todos los países del mundo dicen que hay que hacer y no hacen, mandaron a miles de estudiantes a estudiar a las mejores universidades del mundo y hicieron que todo el mundo aprendiera inglés y, por si eso no era suficiente, dejaron libertad económica y de culto a las minorías de origen chino e hindú, que son los que realmente mueven el país, que nadie se sorprenda. Los musulmanes, según me dijo un taxista, sólo se dedican a rezar y a quejarse, pero nada de trabajar, son unos vagos.
Torres Petronas - KL
Ay, si Jesús Gil pudiera ver todo el país cubierto de banderas rojiblancas, seguro que resucitaba.
El reloj de la Puerta del Sol en KL
Me despido así de Malasia, un país donde he encontrado a la gente más simpática de todo el sudeste asiático, espectaculares islas y selvas (es uno de los 18 países "megadiversos") e impresionantes fondos de coral. Un país que va como un cohete y donde se demuestra que las grandes religiones pueden convivir en paz. Esto es para ponerle un tono un poco serio al asunto. 

Después de este descubrimiento, la perplejidad me dejó sin fuerzas para seguir investigando sobre el país, así que me he venido a Indonesia, el país musulmán más grande del mundo, justo cuando empieza el Ramadán.

PD: Dedicado a mi amigo Tito y al resto de amigos atléticos del mundo

Con el primo del Kun Agüero en Perhentian Island
En la vida aprendí que hay que observar la realidad, cotejarla con lo que uno piensa y decidir qué hacer. Oscar Tabárez