domingo, 25 de marzo de 2012

Rumbo 13º. El mar dará una nueva esperanza a cada hombre…

"O pior naufrágio é não partir" ! Amyr Klink
"La esperanza se encuentra en los sueños, en la imaginación y en el coraje de aquellos que se atreven a transformar los sueños en realidades" Jonas Salk

Dicen que las cosas no son como empiezan, sino como acaban. En realidad, nada se acaba, sólo se transforma y pasa de un estado, digamos que sólido, a uno completamente líquido.

Nadie podía anticipar este cambio de rumbo, aunque era algo que me rondaba desde hace tiempo por la cabeza porque el viaje, cuando lo empecé a cocinar en mi cabeza, allá por octubre del 2010, iba a comenzar de esta manera. Después, diversos cambios de planes me condujeron por otros caminos mucho más polvorientos y el viaje a Mali hizo que ese camino quedara temporalmente pospuesto.

Pospuesto pero no olvidado, así que desde hace unas cuantas semanas he estado estudiando diferentes alternativas para continuar el viaje una vez se me acabaran los tres meses del visado brasileño. Le he dado infinitas vueltas a todas las opciones y a sus consecuencias inmediatas y al final ha podido la sinrazón, la pasión y las ganas de hacer algo que me pedía el cuerpo desde hacía tiempo.

Sé que es un poco locura, pero es de esas cosas que se hacen una vez en la vida y ahora es el momento porque no he olvidado que este viaje tenía, entre otros, el objetivo de permitirme hacer algunas cosas que normalmente no podría.

Y al final, después de una búsqueda que me ha llevado mucho más de lo esperado,  he podido cuadrar fechas y el lugar adecuado, que no será otro que el mismo que Colón eligió para retornar después de su primer viaje a las Indias. Así que, después de pasar unos días en NY, volaré a la República Dominicana para poder cumplir con mi promesa de visitar la isla.
5015068012_c54debb377_o
El añorado Tretzevents

Pero ahí no acaban las novedades porque, como Colón, yo también me voy a embarcar para volver a casa a pasar unas semanas. No voy a poder llegar a tiempo para celebrar mi cumpleaños, pero a cambio saldré el mismo 15 de mayo, un día que promete convertirse en inolvidable. Por supuesto que no me olvido de que tendré que celebrar todo esto cuando llegue, así que os doy tiempo para ir pensando en dónde y cómo celebrarlo. Tampoco me olvido de Sant Joan, que espero poder disfrutar con unos cuantos amigos.

Eric Tabarly: "La vela es el medio más lento, el mas caro y el menos confortable, para ir de un lugar donde se está bien a otro en el no hay nada que hacer."

Que nadie piense que vuelvo por algún problema, no, simplemente sabía que algún día tenía que hacer una pausa y poder hacerlo de esta manera me hace ilusión.

El problema ha surgido una vez que sé que voy a volver y que, dentro de nada podré ver a mucha gente a la que no he podido ver desde hace mucho. Hasta ahora no lo pensaba tanto, pero ahora tengo una sensación de extraña ansiedad que me tengo que quitar de encima porque quedan varias semanas para embarcarme y no menos de 30 días en el mar junto con 3 o 4 personas a las que no conozco de nada.
papaya 500 pixels
http://portal.vadebarcos.com/2Papaya 

ARCMap_2010rgb small
Esta no la ruta a seguir, pero se parece bastante

Me alegra saber que nos veremos muy pronto.


"Dicen que me fui de mi barrio, pero ¿cuándo? / Si siempre estoy llegando..." Aníbal Troilo (Nocturno)

sábado, 10 de marzo de 2012

Desmontando tópicos: Carnaval de Rio

rio-carnival

Todos nos creamos estereotipos, nos creemos tópicos y nos formamos ideas sobre ciertas cosas, personas, países, lugares o experiencias. Podemos pasarnos una vida entera creyendo algo hasta que lo vemos, lo conocemos o lo experimentamos personalmente.

Desde hace meses pensé en ir haciendo comentarios según fuera conociendo algunos de los sitios de los que tanta gente habla, pero con el estrés que llevo, no he tenido tiempo.

En realidad, empecé a escribir de Bali hace meses, pero nunca acabé. Esa isla, que yo tenía tan idealizada como un remanso de paz, como el lugar donde una espiritualidad oriental iba a correr por mis venas como por arte de magia, resultó ser el templo del hooliganismo del sudeste asiático, el Benidorm de los australianos, un lugar que ha perdido todo el encanto y donde las playas son feas. Sospecho que todos los que me contaron antes lo bonita que era la isla lo hicieron para no reconocer el ridículo de admitir que es un sitio hortera, de tatuajes chungos, chanclas con calcetines y chupitos a un dólar.

He decidido que voy a cambiar de estrategia y desde hoy recomendaré a todo el mundo que vaya a Bali, a ver si logro mandar allí a unos cuantos millones de turistas y que se vacíen otros lugares del planeta.
Hace unas semanas estuve en el carnaval de Rio o, cómo dicen ellos, el mayor espectáculo del mundo. No pensaba ir, pero cualquiera justifica que se lo ha perdido estando por la zona.

De nuevo, mi idea de este “chou” era una macro procesión de millones de morenitas esculturales y medio en pelotas que se paseaban día y noche por las calles de Rio, pero no, en Rio hay dos carnavales, el que se ve por la televisión y el otro.

Una-bailarina-de-la-escuela-de_54256169683_53389389549_600_396
Esto no existe
El que se muestra por las televisiones de todo el planeta es el que sucede en el sambódromo, un lugar cerrado y al que cuesta entrar más que ir a ver un concierto privado de Julio Iglesias. Por allí desfilan Ronaldinho, las escuelas de samba y esas tremendas brasileiras que el resto del año deben estar guardadas en alguna nevera porque no he vuelto a ver nada parecido en un mes y medio.
1329837210_302029_1329841737_album_normal
El carnaval de mentira
El carnaval al que tienen acceso los mortales se llama Carnaval da rua y no tiene nada que ver con el otro. Consiste en un camión habilitado para que un grupo se suba a tocar encima y le sigan miles de personas bebiendo cerveza. A estos grupos se les llaman “blocos” y hay por toda la ciudad, desde las 7 de la mañana hasta la medianoche. Algunos llegan a congregar a medio millón de personas. Es decir, no se escucha una mierda, pero da igual porque el objetivo es estar por ahí pegando saltos o tomando cervezas, la música es lo de menos.
2012_02_20 Carnaval de Rio de Janeiro - Brasil 004
El verdadero carnaval

2012_02_20 Carnaval de Rio de Janeiro - Brasil 0092012_02_20 Carnaval de Rio de Janeiro - Brasil 044
Algunas personas se emocionan y te convencen de que no te puedes perder un bloco de tal barrio, que son buenísimos, te dicen. Son los mismos que no compartirán mi opinión.
Hablemos claro, los blocos son como esas orquestas itinerantes con dos cantantes rubias teñidas y vestido de lentejuelas que tocan versiones de los éxitos más horteras del verano, pero en versión brasileña. Sí, el carnaval es impresionante, pero no deja de ser una especie de fiestas de pueblo gigantes. Imaginad las fiestas de cualquier pueblo de España donde uno siempre se divierte aunque sólo haya unos cientos de paisanos escuchando al grupo de turno. Pensad ahora en ese mismo pueblo pero con 2 millones de personas con ganas de divertirse y un vendedor de cerveza por cada 5 personas. Si es que es imposible pasarlo mal, con tanta gente de buen rollo se genera un ambiente especial que se contagia.

En realidad, cuando más disfrutaba del carnaval era por la noche, cuando los blocos ya se han retirado y lo que quedan son los dos millones de personas dando vueltas por las calles buscando dónde pasarlo bien. Como todos no caben en los bares, se lía en la calle, que es donde yo me muevo mejor y donde se improvisan grupos de morenitos liándola con tambores en cada esquina, pero eso pasa casi cada día, por suerte.

En resumen, el carnaval da rua no tiene nada del otro barrio pero el hecho de tener a tanta gente con ganas de liarla hace que la marcha callejera que hay en el barrio de Lapa cualquier día se alargue y se multiplique por mil.

No vengáis, que ya me lo paso yo bien por vosotros. Besos

jueves, 1 de marzo de 2012

Y seguimos de aniversario

 Tenemos muchas cosas que hacer; ahora solo nos falta saber qué. Este es uno de los rasgos de este tiempo tan convulso. No paramos de correr como gallos sin cabeza. Detengámonos a pensar. Ángel Gabilondo
La verdad es que le di muchas vueltas a lo que quería escribir en un día como el del aniversario. No sabía si hacer un resumen de los sitios donde he estado y las personas con las que me he encontrado, tal como hice, sería una auténtica tortura para los ojos de cualquier incauto que se prestara a leerlo.

Me habría gustado haber podido anunciar alguna noticia impactante como que me había comprado un velero o un hotel en Venezuela, que  había ingresado en una orden religiosa o que iba a volver a España para hacerme político y devolver la felicidad al país.

Lo siento porque creo que la única noticia que os puedo dar es que el día 26 se cumplió un año desde que salí de paseo por el mundo.

En vez de hacer un resumen de los hechos y lugares, pensé hablar de lo menos bonito del viaje. Hasta ahora, los lectores más atentos se habrán podido percatar de que normalmente me limito a comentar cosas que me pasan e intento describir buenos momentos que he vivido, ya sea por haber estado en compañía de algún amigo o por haber visitado algún lugar impresionante. Parece como si todo fuera fácil y sólo tuviera alegrías. No, no voy a quejarme de nada, no tengo derecho y, además, los buenos momentos superan con creces aquellos en los que me he podido sentir peor. Además, estoy seguro que esto perdería su poco interés si me dedicara a contar mis penas o las miserias del viaje.

En realidad y a pesar de todas las catástrofes naturales que me han venido persiguiendo y mis habituales peleas con las fuerzas del orden, no he tenido apenas problemas durante todo el año, no me han pasado demasiadas cosas malas salvo una semana pensando que tenía malaria o algún mal menor. Lo pienso y me doy cuenta de que los únicos malos momentos que he tenido han sido aquellos en los que, por un motivo u otro, he echado de menos a familia y amigos, especialmente a éstos. Les echo de menos porque sí, porque disfruto de todos, con cada uno de una manera diferente y porque me encanta compartir el tiempo con ellos, pero además me duele por perderme el no poder estar allí en algunos momentos importantes.

Hasta ahora sólo he logrado la ubicuidad espiritual, aún no he logrado que mi cuerpo cruce el Atlántico para estar allí cuando me gustaría y desde el principio tenía muy claro que no podría estar siempre donde desearía.

Hace poco vivía una situación que resume bastante bien cómo me encuentro. Estaba en Rio y había un concierto de Manu Chao. Antes de comenzar quise quedarme solo y me perdí de unos australianos con los que fui. Me apetecía mucho disfrutar de esa soledad en un momento que me traía muchos recuerdos.

Al comenzar el concierto empezaron a pasar por mi cabeza miles de imágenes de mi vida y me acordaba de ese primer viaje con 5 amigos, el primer Inter-Rail que hice con 17 años, allá en 1989 y que nos llevó a París, donde pudimos ver a un grupo desconocido en el momento. Era las fiestas del bicentenario de la Revolución Francesa y tocaba Mano Negra. De eso han pasado 23 años.

Empecé a recordar miles de momentos felices, muchos viajes y la suerte de haber podido disfrutar de todo este año. A la vez me acordaba de muchos amigos, de todos esos con los que me gustaría estar en ese momento. Sabía que no era posible, que estaba solo, pero en ese momento no me importaba y me vino a la mente una frase que leí “hay que decidir porque una vida excluye a las otras”. Estaba feliz por lo que había hecho hasta entonces y por todos los amigos que tengo.

En ese momento, me puse a llorar.

Abandonó a sus espaldas un vida hecha de certezas y de caminos conocidos. Pero era precisamente eso lo que le hacía sentirse vivo. No saber qué le sucedería a partir de ese día. Sinfonía del tiempo breve. Mattia Signorini