jueves, 8 de noviembre de 2012

La memoria inteligente

'Como todos los artistas, quiero engañar un poco a la muerte y contribuir con algo a las siguientes generaciones', Dennis Hopper
Experimentos visuales en la Gran Vía 
Antes no me gustaba nadar, me aburría mucho y salía del agua con la cabeza a una temperatura cercana a la ebullición. Además, a pesar de estar  pendiente de contar los largos, siempre acababa perdiendo la cuenta y eso me cabreaba. Lo que debería ser un ejercicio de relajación, acababa dándome dolor de cabeza.

Ahora ya no cuento los largos, así que no necesito ningún tipo de concentración. Eso me permite tener el cerebro tan despejado que me vienen a la cabeza una ingente cantidad de imágenes y de ideas que durante la semana no acierto a ordenar.

Erik Kandel desarrolló la teoría de la memoria inteligente sobre cómo se nos ocurren las ideas. Esa teoría dice que las ideas que nosotros tenemos son simplemente la combinación de historias y conocimientos que tenemos ya guardados. Se combinan al azar y aparece una nueva idea. Eso ocurre fundamentalmente en el inconsciente, que es el 80% de nuestro cerebro, y cuanto más tranquilos, más relajados, cuanto más disfrutemos el momento más ideas se nos ocurren.

Eso es exactamente lo que me ocurre a mi cuando estoy nadando, que tengo toda mi capacidad cerebral disponible para que se me ocurran ideas, alcanzo un estado de semiinconsciencia en el que afluyen las ideas a borbotones, tantas que no logro acordarme de todas.

Esperando las olas en La Barceloneta
El problema es que toda esa lucidez corre el riesgo de perderse porque no acierto a acordarme de ese torrente creativo una vez salgo del agua. Necesitaría es una especie de "Siri" acuático al que pueda contarle todo lo que se me va ocurriendo, pero aún no se ha inventado. En realidad preferiría que el gadget adivinara e interpretara mi pensamiento y lo fuera registrando sin que hiciera falta participación alguna por mi parte.   Escribiré a Punset, a ver si se le ocurre algo.

En la piscina se me ocurren soluciones a problemas inexistentes, descifro jeroglíficos nunca escritos y encuentro respuesta a acertijos jamás formulados, pero no todo es tan idílico, a veces funciona esa teoría que comentaba antes y me sorprendo a mi mismo por haber recuperado la capacidad de asociar ideas que hace unos meses sólo se ponía en marcha cuando el resto de mi cuerpo estaba en huelga.

La próxima vez que vaya a la piscina, prometo contar lo que me invada la mente.

1 comentario:

  1. Me aburre nadar. Lo siento, me aburre y me canso un huevo. Mi mujer dice que es porque no se respirar. Pero claro NO TENGO AGALLAS.

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