sábado, 16 de abril de 2011

Nada parece lo que es

Ayer, al llegar, me extrañé porque me pareció que el sol no se estaba poniendo por el
Oeste. Estaba cansado del viaje y lo achaqué a un posible error de la brújula, pero sabía perfectamente dónde estaba el norte porque llevaba viendo la montaña que tenía
enfrente desde hacía muchos kilómetros y yo venía desde el sur de la isla.

Esta mañana me dolía la cabeza. Ese olor tan fuerte a azufre no me ha dejado dormir y la luz que me ha despertado era diferente a la de otros días, mucho más fuerte y de un color rojizo atardecer, a pesar de que el cielo estaba cubierto. He salido de la habitación y, al mirar a mi alrededor, no recordaba nada de lo que veía. No había nadie en la calle, como suele ser habitual, pero tampoco me sonaban ni las casas ni el paisaje que me rodeaba.

He empezado a caminar y, de repente, un cartel no ha hecho sino sumirme aún más en una tremenda confusión. ¿Pearl Harbour? No entiendo nada. 
De hecho, varias cosas extrañas han estado pasando en estos últimos días según me acercaba a este lugar, pero de eso me doy cuenta ahora. No es posible pasar tan rápidamente del paralelo 45º al 39º, ni de una zona con un clima subtropical a una tan árida en la que sólo crecen arbustos. Hasta ahora no era consciente de ello ni había sido capaz de verlo tan claro, pero ya no me queda duda.

-¿Te has dado cuenta de que estamos en Mordor, donde nada parece lo que es?
-Querrás decir, "donde nada es lo que parece"
-He querido decir lo que he dicho, nada parece lo que es.








Dedicado a mi gran amigo David Pacheco, Mariscal de las calles de Moratalaz.

A uno le enseñan a pensar en largo plazo, pero la realidad es que la vida es el presente y no hay más. ELENA EASTMAN

2 comentarios:

  1. Gonzalo menudo trip!! Que pasada de sitios!! Un beso!! Pedro Temboury

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  2. Disculpa la tardanza... había olvidado decirte que me encantó!!!

    Un abrazo,
    Elena.E :D

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