domingo, 19 de junio de 2011

Luna llena sobre París

Nunca tuve muy claro dónde estaba Siam, pero la curiosidad me llevó a investigar esa canción de La Unión que hablaba un hombre lobo en París, inicio de mi viaje y seguía con un mago de donde ahora me encuentro. 
Queridos amigos, bienvenidos a Tailandia, el antiguo reino del Siam, ese país que no ha dejado de sorprenderme desde que he llegado por todo lo que ha aportado a la humanidad.

Os parecerá una broma pero ellos solitos son los inventores del Tai-Chi, del Muay Thai o Thai boxing, el Pad Thai, el gato siamés, el puente sobre el río Kwai, el Thai Gardens, la comida thai, el famoso masaje tailandés y miles de otras cosas que vuestros cerebros, en modo pre-vacacional, no podría absorber.
El puente sobre el río Kwai en Kanchanaburi
Para mi, el principal cambio ha consistido en constatar que he llegado a territorio arroz. Es decir, a Asia. Sí, ya sé que también comen noodles, pero el arroz es el rey, junto con el picante, que aún no he entendido por qué es tan bueno en climas tropicales (a mi me hace sudar y llorar a la vez). 
La verdad es que la cocina thai es espectacular, pero esas cartas de 250 páginas en las que todo me parece igual, me tienen un poco descolocado. Además, estoy convencido de que me engañan porque cada día pido una cosa diferente y siempre me traen lo mismo. Esta gente no son de fiar, os lo digo yo.

La capital de Tailandia es Bangkok, una ciudad inmensa que siempre está abierta y donde se puede comer cualquier cosa las 24 horas del día porque hay millones de puestos ambulantes que venden todo tipo de pinchos, sopas, fideos, etc. Los tailandeses, que son famosos por ser muy simpáticos, no me resultan especialmente agradables. No es sólo que me engañen con la comida, es que son gente con cara muy seria, nada alegre y diría que bastante inexpresivos. De hecho, nunca sabes qué están pensando y, si te lo dicen, no entiendes nada aunque te hablen en inglés. Para mi que toda esta gente pertenece al Vietcong y por eso se comportan como espías y parecen enfadados cuando hablan.
La población se divide entre los locales y los guiris, que son fácilmente reconocibles por su indumentaria ridícula, entre otros detalles, y que se subdividen en estereotipadas tribus, a cual más impresentable:
     -Hooligans ingleses rondando los 20 que vienen en busca de cerveza barata y fiestas de la luna llena, media luna, no luna...o la que sea. Estos son la mayoría y viven en una calle, de allí no salen por si se pierden.
     -Hippies de 50 que no saben dónde perdieron el karma y vienen a buscarlo con las mismas ropas que llevaban a los 20.
     -Impresentables de todas las edades en busca de sexo barato con locales.
Erawan Falls, cerca de Kanchanaburi
No quería hacer un comentario sesgado sobre la población sin conocer mejor la cultura local, así que decidí experimentar las virtudes del masaje tailandés. El lugar invitaba al relax, la música era perfecta y yo me disponía a dormitar un poco mientras me hacían el masaje cuando, de golpe, descubrí por qué esta gente parece que están siempre de mal humor. Más que masaje eso es una tortura a traición. Si hasta la mujer me apoyó la planta de su pie en un testículo y casi me hace llorar. La pude insultar en varios idiomas pero ella reaccionó igual que cuando en las películas de vietnamitas, les torturan para sacarles información, nada, no tienen sentimientos, se lo noto en la mirada.


Ayutthaya
Definitivamente Bangkok estaba contra mi, así que decidí desplazarme al interior del país a culturizarme un poco y a sacarme un título de conducción de motos versión Asia, uno de los actos más arriesgados que se me ha ocurrido en esta vida, pero de todo hay que experimentar y yo ya lo tengo.
Ayutthaya - Antiguo Palacio Real
Tanto estrés me ha obligado a venirme al sur, a la isla de Koh Tao, donde paso las horas en una hamaca leyendo y, cuando me canso, me voy a ver peces con las gafas de bucear chinas que me he comprado. Me estoy acostumbrando a ciertas carencias y a tener poco donde elegir (arroz o fideos, pollo o sepia) y me planteo mi posible conversión al budismo en las próximas semanas. De momento, he empezado a hacer contactos.

Creo que estoy muy cerca de alcanzar la paz absoluta.

"Sería más cómodo creer en Dios, pero escogí el lugar de la incomodidad". Jose Saramago

Esta semana he estado escuchando Cake y The Phoenix Foundation 

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