jueves, 17 de marzo de 2011

Encuentros inesperados con las fuerzas del orden en Stewart Island - NZ

Stewart Island, la isla más al sur de NZ. 75 kms de largo y 40 de ancho. 450 habitantes. Sábado noche. Estoy contestando algunos mails pero tengo en mente acercarme al pub del pueblo cuando un hombre me dice que está cerrado, que había una fiesta pero han cerrado porque se ha liado.
A los pocos minutos empiezo a comprender lo que ha ocurrido porque empiezan a aparecer por el hostal un grupo de garrulos con evidentes síntomas de llevar bebiendo varios días sin parar. Llevan botas de agua (katiuscas en Madrid), gorras y parecen sacados de un documental sobre los granjeros de la NZ más rural.

A partir de este momento, la noche se empieza a animar y, aunque me da pena no haber podido disfrutar del sábado noche en el único pub de la isla, estos tipos son muy divertidos y llevan una castaña tan tremenda que, aunque no les entienda nada de lo que digan, me lo paso en grande con ellos. Además, nuestra amistad crece por momentos cuando me empiezan a invitar a latas de cerveza y de bourbon con cola. Eso siempre une mucho.

En la primera oleada han llegado 3 y dos de ellos, al ver a Cristina, mi nueva compañera de viaje, se han despelotado y se han sentado a su lado. A uno de ellos le ha preguntado el nombre y, articulando como podía, ha dicho "My name is naked, N-A-K-E-D". Casi me caigo al suelo de la risa.

En total son 27 y están en una despedida de soltero. Por la mañana han estado pescando "blue cod" y por la tarde han ido al pub del South Sea Hotel, de donde les han echado por romper unos cuantos vasos. Al final, el pub ha cerrado para evitar males mayores y se han venido para el hostal.

A eso de las 2.30 ha aparecido la policía. Bueno, el policía, porque sólo hay uno en todo el pueblo. Se llama Dale y su hijo, qué pequeño que es el mundo, vive en Cuenca y es escalador, así que seguro que mi hermana le conoce. A pesar de lo borde que se han puesto, Dale prefiere no mandar a nadie al cuartelillo porque entonces tendría que quedarse con los detenidos y no podría seguir vigilando lo que hacen el resto, así que les toma los datos a 3 y les deja ir, después de amenazarles con serias consecuancias si la siguen montando.

España le encanta y Barcelona le pareció espectacular, pero no puedo dejar de reírme cuando, después de presumir de sus dotes de sabueso y de conocer a la gente,  me cuenta que le robaron la mochila en el Parc Güell, donde deben usar técnicas aún desconocidas en este hemisferio. Decía que le gusta tanto España que se ha pasado un buen rato hablando del tema y eso ha hecho que se enfríe un poco la fiesta pero, después de que los chavales prometen que se portarían bien, Dale se marcha a su casa después de preguntarnos si queríamos ir a pescar al día siguiente. Mientras tanto, yo me tomos mis buenos bourbons a su salud.

¿A pescar y en barco? Pocas cosas me gustarían más, especialmente cuando se trata de pescar el famoso blue cod de Stewart Island. Quedamos en vernos a las 11 de la mañana pero me temo que todo se cancele cuando una hora después, alguien ha vuelto a quejarse del ruido y ha llamado al policía, que vuelve a aparecer y me pilla en medio del jaleo que se ha montado cuando uno de los muchachos se ha metido en pelotas en una de las habitaciones y se ha puesto a despertar a todo el mundo. Se acabó la fiesta, pero ha sido toda una experiencia ver a estos personajes divertirse.

Me levanto con un tsún-tsún en el occipital derecho, desayuno y aparece el policía puntual: nos vamos de pesca. Me subo en el 4X4 de la policía (esto ha sido un detalle importante que me ha gustado especialmente, ir dentro del coche patrulla sin estar detenido), enganchamos el remolque con el barco y nos vamos a Golden Bay, desde donde salimos para dar un paseo por la bahía antes de buscar algún sitio donde, sin fondear, lanzamos las cañas. En total sacamos unos 5 "trumpeter", 3 peces rojos que no recuerdo su nombre y unos 30 bacalaos, de los que sólo 7 u 8 tenían la medida mínima y claro, estando con la autoridad, no era plan de cometer más ilegalidades. En cualquier caso, más que suficiente. La verdad, un día espectacular en el que hemos visto albatros, pingüinos azules y una gran colonia de focas bien alejadas de la orilla porque un tiburón blanco merodeaba cerca. Sólo de mentarlo se me quitan las ganas de lavarme las manos en el mar, a ver si va a detectar la sangre en mis manos y me va a lanzar un bocado.
La cena del pescado capturado tendrá que esperar porque hoy es Ladie's night, así que nos vamos al pub del hotel a ver de qué se trata. Hoy, sin embargo, hay Quiz Night. Todo el pueblo, con una media de edad de 55 años y algunos turistas, están allí reunidos, sentados en mesas, cada una de las cuales es un equipo y todos tienen que responder a 40 preguntas de varios temas entre las que salen dos relacionadas con España, la frecuencia de la Vuelta a España y una sobre La Coruña. Stewart Island está a unos 15.000 kilómetros y, sin embargo, varios de los presentes han estado varias veces en España.

El día acaba con una fantástica cena en la casa del policía. Creo que nunca había intimado tanto con las fuerzas del orden.

Mañana toca trekking para conocer Horseshoe Bay.

En el coche suena Lykke Li, CSS, antiguas canciones de James y los grandes hits de Lloyd Cole.

PD: Espero que la foto con el coche patrulla haya servido para vencer las reticencias de los desconfiados.

-No creo en Papa Noel, no creo en Dios, no creo en Carlos Marx, no creo en nada de lo que adormece el mundo.
-Y cómo consigue dormir? Tendrá alguna filosofía?
-Me reservo el derecho a la ignorancia, es la manera de vivir occidental
-Yo no podría haberlo dicho mejor, creo que la ignorancia es una valiosa contribución al conocimiento del mundo
Richard Burton en THE SPY WHO CAME IN FROM THE COLD


1 comentario:

  1. Una pregunta, Gonz, ¿si pinchamos en los banners sacas pasta?

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