sábado, 5 de marzo de 2011

Último comentario sobre Christchurch, espero


Podría limitarme a contar lo espectacular que me está pareciendo éste país y omitir lo que está pasando, pero creo que, antes de pasar a describir lo que he visto estos días, necesito intentar explicar otra de las grandezas de Nueva Zelanda.

Las noticias sobre el terremoto, sus efectos y las tareas de búsqueda de lo que ya asumen como víctimas, no sólo ocupan gran parte de las noticias en TV y en los periódicos, sino que está presente en todos los pueblos y ciudades y es el principal tema de conversación de todo el mundo. Al fin y al cabo, ha sido la mayor tragedia que ha sufrido este país.

Me parece impresionante cómo todo el país está absolutamente hundido y, a la vez, volcado en la búsqueda de fondos para la reconstrucción de la ciudad, alojamiento para los que han perdido su hogar o trabajo para los que lo se han quedado sin empresa o ésta ha cerrado o desaparecido.

Cada uno contribuye como puede y los ejemplos son habituales cuando te paseas por cualquier pueblo o ciudad; los museos son gratuitos para los habitantes de Christchurch, las cadenas de supermercados donan parte de las ventas, se organizan colectas, partidos benéficos, etc.

Lo que más me ha impactado es la gran solidaridad que muestra todo el país, como si le hubiese pasado directamente a alguien de la familia. Creo que es el reflejo de ese sano espíritu como de pueblo que hace que todo el mundo te salude por la calle.

Desafortunadamente y aunque el terremoto ya ha pasado y se calcula que serán unas 250 las víctimas, creo que lo peor está aún por venir porque la segunda tragedia la van a padecer las miles de personas que van a sufrir un “destierro” de sus hogares dado que se calcula que el centro de Christchurch va a permanecer cerrado al menos 7 meses y puede que un año.

Al menos 50.000 habitantes han abandonado sus hogares y se han marchado a otras ciudades en los vuelos especiales, pero seguramente sean muchísimas más las que lo han hecho en coche, tren o autobús. Toda esa gente lo tuvo que dejar todo y no sólo no saben cuándo podrán volver, sino que no tienen claro si sus casas seguirán en pie si es que deciden hacerlo.

De nuevo, en medio de toda esta tragedia, es impactante ver la solidaridad de la gente. En Dunedin, que es donde estoy, han abierto una “embajada” para atender a los desplazados y proporcionarles comida y alojamiento, los estudiantes desplazados han sido reubicados en colegios o en la universidad, hay multitud de actos para recaudar fondos y es como si toda la población estuviera volcada en la reconstrucción.

En medio de tanto desastre, es bastante emocionante ver a toda esta gente dando un ejemplo del que muchos deberíamos tomar nota.

Y con esto, se acaban las noticias de Christchurch, o eso espero porque parece que ayer hubo un pequeño seísmo en la isla Norte, a donde no llegaré hasta dentro de 6 semanas.

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